El fanatismo enceguece la razón, nubla el corazón, y suprime al individuo. Es una de las formas más antiguas que se han utilizado para controlar al ser humano. A través de diversas religiones, anti-religiones, deportes de masa, la política, el patriotismo, los ídolos artísticos, por nombrar los más relevantes, se han manipulado mentes, exacerbando la emoción. Se puede disfrutar de un buen partido de fútbol, se puede contemplar el concierto de un cantante famoso, se puede ir a una iglesia con respeto y dedicación, pero todo en su justa medida, sin perder la conciencia individual de lo que se realiza. Si se desea ser libre de verdad, ser fanático es una de las primeras cosas de las cuáles nos deberíamos despojar.
Alejandro Zavala
Fotografía: Emily Ibarra
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